Introducción a la iluminación arquitectónica
El objetivo de la iluminación arquitectónica – ya sea en interiores o en exteriores – es resaltar u ocultar algún elemento de nuestro entorno. Consiste en utilizar la luz para darle forma, modificar o cambiar las características percibidas de un edificio, una superficie o un espacio. Es un arte sin reglas fijas; el único límite lo pone nuestra propia imaginación. Dado que la clave es el confort visual y crear ambientes que produzcan una respuesta a nivel emocional, las luminarias normalmente tienen que ser lo más discretas posible, a no ser que ellas mismas sean una pieza de arte.
Aplicaciones típicas en exteriores son la iluminación de fachadas con técnicas de bañado de paredes o de filo, o resaltar puntos del paisaje tales como monumentos o señales.
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Para la iluminación arquitectónica, el desarrollo de la tecnología LED en los últimos años ha supuesto un cambio radical, abriendo un mundo de posibilidades y efectos nuevos. Ya sean operados manual- o automáticamente, los LEDs son la mejor solución para el mezclado de colores y blancos, y para crear diversas formas visuales para la luz. Con LEDs se consigue una transición más rápida entre encendido y apagado, una mejor reproducción cromática, menor consumo energético y una vida útil más larga, además de que permiten el control remoto con tecnología IP y soluciones de iluminación inteligente. El reducido tamaño de los LEDs significa mayor libertad a la hora de diseñar las luminarias y los modos de aplicar luz sobre diferentes estructuras.